Una de las grandes asignaturas pendientes de los conductores es la de compaginar el ocio y la conducción. Tal vez los más jóvenes están más concienciados al respecto que los que ya tenemos unos «vicios» (en la manera de conducir), muy dificiles de corregir.
Más de uno de nosotros, incluído yo, hemos conducido en algún momento con una tasa de alcohol superior a la permitida, lo cual es una temeridad independientemente de que nos puedan sancionar porque el peligro lo hemos generado nosotros solitos.
Podemos efectuar una simulación de lo que implica tomarse determinadas cantidades de alcohol y concienciarnos, de una vez por todas, de que una copa puede ser el preludio de un accidente.
Esta es la tabla de los límites en vigor:
Pero nunca está de más ver la normativa, las reponsabilidades penales, y la concienciación que intenta llevar a cabo la propia Dirección General de Tráfico. Porque luego nos quejamos de que la Policía o La Guardia Civil nos tenga que «certificar» lo que ya sabemos que hemos bebido.
Y es que a veces no hace falta ser un lince para detectar quien ha bebido, sin necesidad de hacer un test con el alcoholímetro…