Al final va a ser que sí, ¡¡ que viene el tranvía!!. ¿Tendrá campano para avisar o una sirena de barco?.
Aún no he decidido si ponerme contento o cabrearme como un basilisco. El cuerpo me pide «rechazar» un proyecto tan costoso como problemático para circular con coche. Pero «algo» me dice que es un buen medio de transporte, eficaz, limpio y rápido.
Pero como lo que pensemos unos u otros ya no tiene nada que ver en el asunto lo mejor será hacerse a la idea y desear que las obras que empezarán – probablemente después del verano- acaben en los plazos previstos, causando el menor trastorno posible a los ciudadanos y desear que sea en beneficio de todos.
Hoy el Periódico de Aragón publica la noticia de manera amplia, con los plazos de comienzo de ejecución etc. Así que ¡Bienvenido sea!.
Lamia, No es cuestión de vértigo, ni de cifras, es cuestión de hacer con o sin consenso. Al alcalde y sus ediles no les cuesta ni un euro. Al contribuyente no sólo dinero, sino incomodidad y posiblemente más problemas de circulación. Pero a mal tiempo… flores frescas!
Carina, cierto será «pintoresco» ver cómo los niños y ancianos se tienen que ir de la Gran Vía a otro sitio, ya que parece que todo el paseo central irá destinado al tranvía. El resto de la obra me temo que acabará en mitad de la nada, y creo que será una línea cortada desde los extrarradios hacia el centro y ahí vuelta hacia atrás.
pero vamos para atras?? no hay ya autobuses??
bueno no se sera pintoresco..pero en el 2009 un tranvia???
habra que aguantarse..
besos
A mi me pasa como a ti. No tengo muy claro el sentimiento que me provoca salvo que me da vértigo cuando veo las cifras que hay que manejar para su puesta en marcha.
Yo también, pero algo tienen que hacer para «inventarse» trabajo y algún que otro movimiento… ¡no sólo de tierras!.
Casi preferiría que primero terminaran las cosas que tienen a medias (como el entorno de la intermodal o la estación del portillo) antes de andar gastando nuestros impuestos en trenecitos por medio de la ciudad.