Hay cosas que los pilotos profesionales siempre nos hemos perdido y no hemos podido disfrutar. Ese hecho ha llevado a muchos a intentar disfrutar de la aviación a otro nivel, el lúdico. No es difícil ver «sesudos» pilotos de línea aérea haciendo «el loco» pilotando en aviones acrobáticos, o haciendo e intentando aventuras sobre un planeador, o practicando el vuelo libre mediante alas delta, ultraligeros o cualquier caharro volador. La libertad que te da poder hacerlo es maravillosa cuando estás sometido a tanta normativa, reflexiones y limitaciones que has de cumplir escrupulosamente durante tu ejercicio profesional.
El artículo con un vídeo que publica Fogonazos, sobrevolando con ultraligero las Cataratas Victoria, es un ejemplo de lo que os cuento. Produce una sensación de placer que puedas estar ahí encima, a unos poquitos metros de semejante maravilla, a la que ninguno de nosotros renunciaría.
Yo os propongo otro video igual de bonito.
He visto los dos vídeos y he sentido envidia y vergüenza al mismo tiempo.
Envidia por los maravillosos paisajes que se ven desde el cielo y la libertad de volar casi como un pájaro.
Vergüenza ya que en dos ocasiones me invitaron a volar de copiloto en ultraligero y en un velero que tenía la base en Monflorite, en ambos casos me negué.
Tenía miedo, era mi época de aeromodelista.
Desgraciadamente el piloto del ultraligero se la pegó a unos cien metros del suelo, un brazo y una pierna rotas y múltiples contusiones, un mes ingresado.
Cuando le dieron de alta se compró otro y siguió volando, no supo realmente que le había pasado, pensó que podría haber sido una térmica muy potente que le cogió desprevenido a la hora de aterrizar en Villanueva.
Saludos