Un año sin GAUDEAMUS IGITUR

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¡Una pena! que se haya suspendido el acto protocolario de la apertura del curso académico en la Universidad de Zaragoza (UNIZAR) ante posibles «algaradas» contra el ministro y los Príncipes.

No voy a criticar si es prudente o no por parte del Illmo. Sr. Rector tomar esta decisión, ni si era «conveniente» que el Illmo. Sr. Ministro participara del mismo para dar esplendor al Paraninfo, ni si sus Altezas Reales los Príncipes iban a asistir impertérritos a los «presuntos» abucheos que han conducido a este triste «suspenso».

La Universidad debería ser lo más grande, lo más universal que tenemos a nuestra disposición, EL SABER, que siempre ocupa un lugar en nuestra forma de SER.

Todas aquellas personas que han tenido la suerte de acceder a la Universidad, han sido y deberían seguir siendo los motores de la evolución del pensamiento, de la razón, de la ciencia, del «cogito ergo sum», o del «sólo sé que no sé nada». Un universitario en sí mismo es una promesa de futuro, una simiente que tendrá que florecer para aportar valor a la sociedad en la que convive.

La Universidad como institución debe alentar precisamente el espíritu crítico, el inconformismo con planteamientos obsoletos y dejar que brillen nuevas ideas para que todo cambie y a la vez todo permanezca.

Siento pena por la suspensión de la ceremonia, pero más pena aún por una decisión que desde mi punto de vista es un error del rectorado, claro que el método científico utiliza la prueba-error como medio de trabajo. Creo que yerra quien no abre su mente hacia opiniones contrarias, quien no escucha un clamor que con razón o sin ella dice lo que opina de manera libre (y tal vez espontánea).

En una Universidad debe prevalecer ante todo el «cuestionamiento» de lo conocido, y la búsqueda de nuevas alternativas ante las incertidumbres del futuro. Cuando las leyes no son justas, cuando los gobiernos se equivocan, cuando la calle proclama un rechazo a una Institución, sea cual sea esta, es hasta cierto punto una medida de salud democrática aceptar la crítica. Me tomo la libertad de recomendar al claustro universitario un libro, antiguo, que algunos de ellos quizás conozcan, Discurso del Método, de René Descartes. Ahí puede que entiendan que el autor lo primero que hace es dudar de todo lo aprendido y plantearse cómo llegar al SABER de manera segura…

Si la Universidad actual no entiende cual es su verdadera función, si se deja llevar por temores vagos en una incertidumbre científica, si no piensa que pensar es bueno y además necesario, si no quiere oir a los jóvenes universitarios que son los que dan sentido a la misma, es mejor que se diluya en la nada y deje paso a otra forma de entender el CONOCIMIENTO UNIVERSAL  como una meta, como lo que fué y debería seguir siendo una Universidad, que no es la carcelera de un Saber que debe estar a disposición de todos nosotros, sino la depositaria y generadora de nuevos saberes que todavía quedan por descubrir.

Con mis debidos respetos a las autoridades académicas (ya sé que los idiomas no son lo suyo…), por mi parte declaro inaugurado el curso 2013-2014 de la manera que a mí me parece más adecuada, brindando y cantando el Gaudeamus Igitur todos en pie…

 

Acerca de Carlos

Expiloto de líneas Aéreas, aficionado a las artes: Pintura, Literatura, Música, Fotografía, con ganas de divulgar aquello que he vivido a lo largo de mi experiencia profesional y humana..

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