(autor foto: Kryssia en Flickr)
Este relato está hecho por mi hija Laura. Con él ha obtenido el primer premio de relatos de 2º de Bachillerato en su colegio. Creo que era el momento de publicarlo…
UNA NAVIDAD DIFERENTE
Todos sabían que esa Navidad no sería como las demás…
Era una fría mañana del mes de Noviembre cuando la familia Mauricio-Sandoval decidió ir a pasar aquella Navidad a un sitio diferente, Colombia, para así poder conocer y hacer compañía a su niño apadrinado, Emanuel. De él únicamente sabían que tenía cinco años, y tan solo seis meses después de nacer se quedó huérfano. Fue entonces cuando su tío, que no podía hacerse cargo de él, lo llevó al centro para que alguien pudiera darle lo que un niño de seis meses necesita y,así después, poder aspirar a una educación y una vida más feliz que la que en aquellos momentos le había regalado el presente.
La idea no fue demasiado bienvenida por parte de los hijos de la familia, excepto por la pequeña Lucía, pues sería la primera vez que iba a viajar en avión. Pero Roberto y Julia ya habían hecho planes para pasar la Nochevieja en compañía de todos sus amigos, y aquello les desencajó todos los planes de golpe. Su primera reacción fue un enfado enorme y una bronca entre todos los miembros de la familia, y bueno, la segunda reacción, y la tercera y la cuarta…
Pero ya no tenían marcha atrás, ya estaban allí, en medio de aquel… “descampado con cuatro casas de palos y barro mal puestas que dan un asco que para qué”, según Roberto. Y entonces, en ese momento, mientras Roberto discutía con sus padres, apareció de la mano de una monja un niño morenito, de apenas 1 metro de estatura y con el pelo negro como la noche, con la cara más perfecta que nadie había visto jamás, era Emanuel. ¡Papá!¡Mamá! ¿Sois vosotros? ¿Los papás que viven en Madrid?¿Mis hermanos a los que mandaba dibujos cuando empezaba cada estación del año?
Mientras la pequeña Lucía le daba la mano, los hermanos mayores seguían pensando qué tenían que ver ellos en toda esa historia, que les parecía una tontería inmensa. Pero lo mejor de todo es que no podían ni imaginarse lo que llegaría a suceder en aquel viaje hasta el otro lado del océano.
-Si Emanuel cariño, queríamos acompañarte en estas fechas tan especiales para todos nosotros. Esperamos que te haya alegrado nuestra visita.
Mientras ellos hablaban sin parar, se conocían y reían, a Julia le entraron ganas de ir al baño pero por no entrar sola en el edificio de acogida, se fue a través del bosque en busca de un sitio escondido donde poder hacer sus necesidades.
Fue mientras iba a reencontrarse con su familia cuando escuchó un llanto a lo lejos. –¿Julia?¿Estás oyendo algo? No, no oyes nada. Y de repente topó con algo en el suelo. Lo cogió, y vio que era una pequeña criatura y seguramente habría sido abandonada por los desagradecidos de sus padres. Corrió campo a través con la niña en brazos para contárselo al resto del grupo.
-¡Mirad lo que he encontrado! ¡Es un bebé, es un bebé! Y llevaba una nota dentro:
Qerido señor o señora qe encuentre a mi peqeña, mi ermana la madre de la niña se a matado en un accidente de auto. Yo no tengo medios para cuidar de eya, se que contigo estara mas mejor qe conmigo, asi qe cogela y yevatela, pero por favor, cuida de eya como si tu ija fuera.
-Se va a llamar Verdala ¿vale Carmencita? Dijo Emanuel a la monjita que todavía le daba la mano. Verdala porque la han encontrado en el bosque, verde, del color esperanza. Como tú quieras Emanuel, a partir de hoy será nuestra heptagésimosexta hija.
La familia Mauricio-Sandoval se quedó impresionada con la gran madurez de aquel niño.
-Hermanos, esta niña ha tenido la misma suerte que yo. Pensaréis que yo no he tenido suerte pero sí que la he tenido. He tenido la suerte de poder estar aquí, porque me dijo Carmencita que cuando yo era muy pequeño muy pequeño vine aquí porque mis papás no estaban. Pero ahora sois vosotros mis papás y mis hermanos, aunque vivimos muy lejos, pero yo os quiero igual.
Las lágrimas brotaron de los ojos de Roberto, de Julia y de sus padres.
¡RIIIIIINGGGG! ¡A cenar, hoy es Nochebuena y mañana Navidad!
En ese momento todos comprendieron mejor el sentido de aquel de viaje, las discusiones habían desaparecido y reinaba la alegría entre los miembros de aquella “nueva familia” que acababa de nacer.
Mientras Julia y Emanuel iban de la mano de camino al comedor Emanuel le dijo a Julia: Habéis venido para acompañarme en estos días porque es navidad, pero podrías haber venido cualquier otro mes, porque ¿sabes el qué nos dijo Carmencita? Que la navidad está dentro de ti, dentro de mi, dentro de todos nosotros, que todos los días son navidad si nosotros queremos, pero tenemos que buscarnos a nosotros mismos ¿sabes?
Nunca había pensando que existía algo tan maravilloso fuera de Colombia… pensaba Emanuel sin poder conciliar el sueño en la cama de su casa de Madrid.
Gracias Yaiza en nombre de Laura. Creo que le gustará más saber que, al menos a una persona le ha gustado, que el pequeño premio material que le dieron para poder hacer sus compras en un centro comercial que lo patrocinaba. El gran valor que tiene lo que cuenta es que esas cosas ocurren de verdad y son gracias a la labor de gente que dedica su vida por entero a ayudar en silencio, y a los que les están intentando quitar importancia por el hecho de ser religiosos.
Me ha parecido una historia preciosa.
Todos deberíamos mentalizarnos que no todo es material.
A veces tenemos que llegar a conocer lo de fuera para darnos cuenta de que lo que tenemos, aunque pensemos que es valioso, unicamente es….nada.
Pues el auténtico valor lo llevamos cada uno dentro, solo debemos saber verlo.
Felicita a tu hija por esta historia.
Besos.