Esta auténtica lacra social que se ha «disparado» genera día tras día nuevas víctimas de la sinrazón humana.
El tema es de tal magnitud y tan doloroso para quienes lo están sufriendo que cuesta hacerse una idea de lo que pasan las personas que han de vivir bajo esta amenaza.
Por ello me indigné ayer ante la «MANIPULACIÓN» informativa con que la cadena SER trató éste tema.
Los locutores hablaron de cifras y de datos relativos al incremento habido en el año 2007. Una vez dados éstos hicieron su propio «análisis» de las cifras, llegando a la conclusión de que el hecho de haber aumentado la población inmigrante no haya influido nada cualitativamente, sino que debido a que hay mayor número de habitantes, las cifras de actos violentos aumentan.
Lástima que no hayan interpretado que hay otras culturas, otros comportamientos y otras situaciones sociales que inducen a estos «violentos» a cometer sus agresiones.
De estos tres últimos casos hay que leer la nacionalidad. Otros casos más con extranjeros.
La propia presidenta del Observatorio Estatal de la Violencia de Género y Doméstica del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), Montserrat Comas , hace la siguiente apreciación: «/…la necesidad de una campaña de sensibilización específica para la población extranjera a tenor de los datos que apuntan a un incremento de la violencia de género entre el colectivo foráneo, especialmente los rumanos.»/…
En éste otro artículo se detalla lo siguiente: «/… CINCO FALLECIDAS RUMANAS Por otro lado, el cómputo global de fallecidas eleva a 19 el número de víctimas extranjeras, un 37 por ciento del total. De ellas, cinco eran rumanas, nacionalidad que encabeza la lista de extranjeras fallecidas por violencia de género en España. Le siguen las ecuatorianas, de las que se ha registrado cuatro muertes; así como dos marroquíes y una de Brasil, Ucrania, Guatemala, Bolivia, Colombia, República Dominicana, Hungría y Noruega.
Así pues las cifras objetivas hablan por sí solas. Si los violentos son inmigrantes o no no tiene que ser relevante, sino que hay que condenarlos y juzgarlos con los mismos criterios legales y poner los medios adecuados para prevenirlos. Lo triste del caso es que en la SER estén más preocupados por analizar las estadísticas en función de la «Alianza de Civilizaciones» y de los mundos de Yuppie, en lugar de condenar objetivamente estos hechos lamentables.
Si el 37% del total de agresiones corresponde a ciudadanos inmigrantes, cuya proporción en el total de habitantes es todavía minoritaria, ¿cuáles serían los datos relativos a los grupos poblacionales?. He realizado unas pequeñas operaciones en base a los datos estimados de población . Sobre 45 millones de hab. el 9.27 serían 4.171.500. Partiendo de cien posibles casos 63 serían de naturales de España y 37 de extranjeros. Aplicando el total de casos a su grupo correspondiente y dividiendo los casos atribuidos a foráneos por el de los nacionales, sale una proporción aproximada de 6 a 1.
Totalmente de acuerdo, pero lo que me llamó la atención es que se desviara el análisis de los datos objetivos. Con ello no les hacen ningún favor a las víctimas, ya que atajando el problema en su origen es donde más efectiva puede ser la sociedad.
Es indudable que el aumento de la violencia de género (de las noticias) proviene de dos factores:
– Aumento de las denuncias
– Debido a las costumbre de las personas foráneas
Los españoles hemos aprendido a ser más tolerantes y a respetar, aunque nadie nos niega que en un pasado muy lejano éramos violentos (colegio, con las mujeres, etc.). Por otro lado nuestras mujeres toleran menos estas situaciones y se rebelan denunciándolas. de ahí el aumento.
´Respecto a las personas foráneas, provienen de otras culturas más violentas y sin respeto, entre otras, a las mujeres. De ahí el otro componenete del aumento. Entiendo que conforme adquieran nuevos hábitos la tasa se reducirá.
Que quede claro que la violencia de género no es prioritario de personas de baja educación, pobres, blancas o negras, de cultura, etc. Es un problema de concepto. de considerar a la mujer como un objeto que nos pertenece.