Gracias a J.L. que me ha enviado este video para demostrar a los incrédulos que los aviones vuelan sin motores.
Este «cow-boy» aéreo nos demuestra cómo hacerlo, parando uno, luego arrancando, parando el otro y vuelta a arrancar. Para postre, se permite el lujo de ¡parar los dos!… y no contento con eso realizar todavía unas cuantas acrobacias más antes de aterrizar, por supuesto que sin motores…
¡Y sin despeinarse!. Claro que como dice al final, se trata de aprovechar muy bien la energía que tiene el avión por el hecho de estar volando…
Roberto con el calificativo «de los de antes», quieres decir ¡magníficos!…Creo que ahora tambien sois unos cuantos de ellos. 😉
Roberto muchas gracias por el magnífico video…Pero tú no los pares ¿eh?
Aquí teneis otra de las suyas, pero que además tiene «sabor» a ´70´s
http://www.commander.org/Bergcom/Video/Hoover.htm
Lo que son las cosas.Yo también me encontré con el cow boy hace unos días.
Pero no es sólo un cow boy , es un piloto de los de antes.
http://www.youtube.com/watch?v=B09nWQHdRiU
Jubi, lo de parar un motor voluntariamente conlleva esos riesgos. Sobre todo en los motores de pistón. La puesta en marcha en el aire necesita que las bombas de combustible funcionen correctamente, que las conducciones mantengan suficiente presión y no hayan quedado burbujas de aire, que la temperatura del combustible sea la adecuada para que inicie la combustión, etc…sin embargo con turbohélices es menos «problemático», pero no hay que tentar la suerte.
Sin embargo, el vídeo lo he puesto para que todo el mundo vea lo que siempre intento transmitir: que TODOS los aviones son capaces de volar sin motor.
Tengo un vecino que ha sido piloto de avionetas e incluso ahora es de los que elevan los veleros en Monflorite para luego soltarlos y que se las apañen.
En cierta ocasión venía de Francia y al atravesar los pirineos, con una altitud de unos 4.000 metros, apagó el motor y fue planeando tratando de evitar el gasto de combustible. Al llegar a Zuera consideró que ya iba bastante bajo y trató de arrancar el motor, pero por el frío o por lo que fuera no le arrancaba, hasta que después de varios intentos lo consiguió a pocos metros del suelo.
Así me lo ha contado y así te lo cuento. Me dijo que no lo volvería a hacer nunca más, ahora además de elevar a los veleros es un fan de ellos y de vez en cuando se da una vuelta por el Pirineo con veleros prestados.
Saludos