Z (muda)

El alfabeto de español incluye algunas letras cuyo sonido no se emite en el momento de hablar, apareciendo como «letras mudas». Así podemos tener una «H» muda, o una «U» muda después de la «Q».

Pero a parte de este enmudecimiento de sonidos, hay un alfabeto dirigido a aquellas personas que por determinadas causas no pueden expresarse de forma oral. Me refiero a los mudos y sordomudos. Estas personas, requerían de un alfabeto propio que les permitiese, mediante signos «corporales», transmitir sus pensamientos en forma de símbolos que se interpretasen para poder establecer un diálogo. Nació así el alfabeto manual o «dactilológico».

A parte de que representó un avance extraordinario para quienes tienen esta necesidad, la mayoría de personas sordas -por no decir que todos- son capaces de leer los labios de quienes utilizamos el lenguaje oral para dirigirnos a ellos y que además desconocemos completamente el lenguaje de signos. Para ellos el esfuerzo es mucho mayor y sin embargo han conseguido dominar las técnicas de comunicación y comprensión de tal modo que pueden transmitir sus pensamientos de una forma fluida y precisa.

Según el alfabeto internacional los signos que se utilizan son éstos signos-mudos.doc. Y sin embargo ahora se tiene que utilizar uno especial para la Z. Sinceramente he intentado encontrarlo en algún alfabeto «moderno» con resultados negativos. Ni siquiera en este clasico-mudos.doc aparece algo parecido a lo que nos proponen desde el PSOE. En fin, todo sea por facilitar a los que no pueden oir la comprensión de los mensajes electorales.

Algunos intérpretes musicales y actores de cine y televisión ya se han sumado a esta iniciativa y han prestado su imagen para este video:

Acerca de Carlos

Expiloto de líneas Aéreas, aficionado a las artes: Pintura, Literatura, Música, Fotografía, con ganas de divulgar aquello que he vivido a lo largo de mi experiencia profesional y humana..

4 respuestas a “Z (muda)”

  1. Lamia, siento lo de tu «afasia» pasajera. Recientemente he estado afónico durante unas tres semanas, nada importante. Afortunadamente mucho de lo que hubiera dicho sin «ronquera» no tenía mucha trascendencia y por tanto no me causó ningún trastorno. Me preocupa más la cantidad de gente que estos días -los políticos principalmente- hablan mucho pero no dicen nada. Demuestran que el lenguaje, además de todo, sirve de envoltorio hermético para las ideas.

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