¿Quieres ser piloto?

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Lo de ser piloto me consta que siempre ha atraído a un número elevado de hombres y ,cada vez  más, a muchas mujeres.  Algunos de esos «frustrados» pilotos no saben de la que se han librado.

Hace no muchos años algunos padres, cuyos hijos no eran muy «aplicados» en los estudios, pensaban que la mejor manera de orientar la vida laboral de sus vástagos era «hacerles» pilotos. ¡Primer error!. Lo de ser piloto es algo que debe partir de dentro. Ha de ser una vocación firme y dispuesta a sacrificar gran parte de tu vida para la consecución de un objetivo nada facil. Y por supuesto que hay que estudiar más de lo que pueda parecer. De hecho el Título de Piloto de Transporte de Lineas Aéreas está equiparado en el Ministerio de Educación, como una Diplomatura. Es decir es una carrera de grado medio. A partir de la nueva ley de universidades supongo que se modificará y ya veremos en lo que queda. Hay pendiente la equiparación con una titulación superior, como las escuelas de la Marina Mercante, pero nunca se ha afrontado con la debida «firmeza» dicha reivindicación.

Cuando te decides a ser piloto lo primero que hay que valorar es tu propia capacidad. Aunque con el debido entrenamiento y una buena formación, casi todo el mundo estaría en condiciones de pilotar un avión, no todos serían capaces de ser pilotos. Siempre he diferenciado lo que significa «manejar» un avión con el hecho de «pilotar» el mismo. Intervienen tantísimos factores en el desarrollo del vuelo que, el mero hecho de simplificarlo en el manejo, me parece casi obsceno.

Una vez decidido a convertirte en piloto empieza una carrera de obstáculos en la que el fondo es tan importante como el de un atleta de Maratón. Buscar el centro que se adapte a tus expectativas (mejor centro = más dinero), abandona tu casa, tu familia, amigos, novia o novio, si se tiene, aficiones, etc.   y comienza un periplo que te llevará a cualquier parte de la tierra. Si tienes ilusión y fortaleza serás capaz de vencer la soledad y los altibajos de tu formación.

Cuando empiezas con las prácticas de vuelo el organismo se suele rebelar ante situaciones que nunca antes habías «sufrido». Comienzan los mareos y los «vómitos» (en mi caso pasé tres semanas con agujetas en el abdomen debido a las «arcadas» ) las famosas «G»  o gravedades positivas o negativas, requieren un tiempo de adaptación diferente en cada persona, incluso hay quienes no lo notan, pero a la mayoría nos ha sucedido. Hay que tener en cuenta que los inicios de las maniobras no salen tan bien como sería deseable.

Superada esta fase hay que aprender a «tomar» tierra evitando, en lo posible, «comer» tierra. Vienen los «topetazos» contra el asfalto, las cervicales se van separando como las cuentas de un rosario, por los poros de la piel manan gotas de adrenalina en lugar de sudor, tus extremidades empiezan a funcionar «independientes» las unas de las otras, ya que cada cual hace un movimiento opuesto a la otra. Un caos de «coordinación motora». Una mano empuja la palanca de gases hacia adelante, mientras la otra actúa sobre los «cuernos» (mandos de vuelo) hacia atrás a la vez que gira hacia la dcha. o la izda., por su lado los pies van a «su rollo» uno va para delante y el otro hacia atrás de forma simultánea, con lo que parece que estuvieras en una bicicleta pedaleando a la vez que con una mano sostienes una bandeja con vajilla y con la otra estás sacando brillo a un cristal. Pero , al final, consigues que tu cerebro aprenda a mandar a todos a la vez una función distinta.

Una vez conseguido esto, hay que mirar fuera del avión. Aprendes a tomar «referencias visuales» para dirigir el avión hacia donde tú quieres, pero el aire te manda hacia otro lado, ¡maldita deriva!, mientras lo corriges, el avión actúa como un ser con inteligencia propia. Bien sea porque prefiere volar a otra velocidad que la que tú pretendías , como que la altitud no le parecía adecuada, o que la inclinación de las alas habría de pasar de ser nula a unos digamos que 45 ó 60 grados de «alabeo». La cuestión es que cuando te quieres dar cuenta tus instrumentos se han vuelto autónomos y marcan lo que «les sale…». Así que vuelta a empezar. Recolocamos todo en su sitio, pero… ¿dónde se ha metido la pista?. ¿Ahí delante no había un pueblo?, ¡Cielos, no sé dónde estoy!.

No os asusteis, también se acaba «controlando» y, casi ¿sin darte cuenta?, ya eres capaz de hacer despegar un avión y devolverlo a la pista más o menos delicadamente, así que por fin llega la hora de «LA SUELTA». Este es el momento soñado, la culminación de un montón de sueños. Vas a volar completamente SOLO con tu avión.

Cuando lo has hecho la sensación de orgullo y satisfacción que te produce es de una intensidad extraordinaria, casi infinita, por fin te sientes piloto. Pero ahora puedo decir que todavía no lo eres. Te falta muchísimo camino por recorrer.

No obstante ese momento mágico siempre se recuerda como el primer gran éxito personal y con un cariño muy especial. Cuando viví esos instantes triunfales no pude por menos que contener mis lágrimas de emoción y de gratitud a quienes me habían ayudado y apoyado para que pudiera llegar  ese momento. Mis padres, mi hermano, mi hoy mujer, Marisa (te quiero) y, cómo no, al instructor (Manolo Crespo) que me llevó «en volandas»  hasta «MI SUELTA». A todos ellos mi eterna gratitud y todo mi cariño.

Continuará….  

14 respuestas a “¿Quieres ser piloto?”

  1. jajaja..jamás ha defraudado Capitán!. Más allá de que a veces pueda o no pensar igual que vos. Quedate tranquilo que yo me hago los tiempos para leerte :D… y voy a seguir siendo fiel, como siempre lo he sido. 🙂 Saludos! .

  2. José, no puedes perder el tiempo en leer todo lo que he ido escribiendo en estos tres años… aunque esto espero que sea una historia casi interminable y por tanto continuará.
    Aunque parezca mentira hay cosas mejores que hacer. Pero si a pesar de mis recomendaciones sigues fiel a estas cosillas, intentaré no defraudar. 😉

  3. a mi también me encantó Carlos!. Lo acabo de leer. No se como se me pasó esto por alto, gracias a los comentarios me enteré que existía!!. Ya lo guardé como favorito para leerlo y releerlo cuantas veces quiera! 🙂 ….Eso si, no me hagás esperar mucho para la 2da parte!! jeje …porque como ya te habrás dado cuenta muy paciente no soy jaja 🙂 ..Saludos!..

  4. Quechu, me encanta que te encante… casi todo lo que voy publicando tiene un fin didáctico, informativo y muy sincero. Si te ayuda a tí o a cualquier otro, habré logrado más que nada la satisfacción de sentirme útil. En un par de viajes más te haces aficionada al vuelo, y quien sabe si hasta te llegas a hacer piloto. 😉

  5. Pedro Jesús, me has pillado por los pelos… Ya no hay escuela pública en España. Lo más parecido a una escuela oficial son Adventia en Salamanca (antigua ENA, luego SENASA), y tambien el CESDA (dependiente de la universidad Rovira i Virgili en Reus), que ha preparado unos grados en aviación.
    Te dejo sus enlaces:
    http://www.adventia.org/index.htm
    http://cesda.com/
    En cualquier caso se está moviendo todo el panorama de enseñanzas aeronaúticas y en Madrid también están en ello la Universidad Camilo José Cela
    http://www.ucjc.edu/index.php?section=universidad
    Ya te tendré informado de cuanto necesites. Saludos y mucha suerte, compañero… 😉

  6. hola me llamo pedro y soy de cordoba españa y me gustaria ser piloto de avion,
    estoy acabando segundo de bachiller y me gustaria saber si hay escuelas publicas y cuanto cuesta la privada

    un saludo

  7. Hola, si quieres ser piloto de lineas aereas, yo estoy estudiando la carrera, me queda menos de un mes para terminar y te puedo indicar como puedes sacar el mejor provecho a tu sueño de ser piloto! Mandame un mail y te cuento a vueloaltoylibre@gmail.com

  8. Me ha gustado toda la descipción que has hecho, esperaré a leer la continuacíón.
    En cierta ocasión me resumieron casi en una frase la manera de mantener en vuelo un helicóptero. Me dijeron «imagínate un cristal y sobre él una canica, el cristal unido a un mando que puedes mover a tu antojo ¿serías capaz de mantener la canica sin que se caiga?» Por supuesto le dije que no.

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