Cabezas de Turco

(ver autor)

Todo el mundo ha oído alguna vez esta expresión que se remonta a los tiempos donde la lucha contra «el infiel» era la consigna entre las tropas cristianas en su cruzada contra los turcos o moros. Daba lo mismo su origen, lo único importante era que profesaran la adoración a Alá. Desde entonces se ha utilizado como la representación de todos los males y culpas colectivas encarnadas en una sola cabeza.

En tiempos menos remotos se procedía a linchar públicamente a cualquiera que se supusiera que había cometido cualquier tipo de falta merecedora del castigo, o al menos del escarnio público, del pueblo (populacho) que emitía su veredicto de culpabilidad para así acallar su propia conciencia ante la pasividad general. Siempre es mejor pensar que has castigado al culpable que haber luchado por evitar el origen de los males.

Tampoco quiero extenderme demasiado en analizar las conciencias colectivas de diferentes culturas y épocas, con sus «civilizaciones» correspondientes y con sus criterios éticos o las legislaciones que amparan el derecho de los pueblos. Pero de la barbarie con la que he comenzado hemos recorrido todavía muy poco camino. Si acaso hemos variado ligeramente las formas, pero no el fondo.

Ahora estamos linchando en la plaza pública (de los juzgados) a unos mecánicos y a un jefe de mantenimiento de aviación. ¡Al Patíbulo!. Ahora no nos hace falta ir a la plaza del pueblo a arrojarles verduras podridas, ni a reirnos de sus miserias. Para eso los vemos en la TV y lo leemos en el periódico, cómodamente instalados en el reducto de paz de nuestro hogar y con la conciencia libre de pecado. Son ellos los culpables y por ello la sociedad les ha querido castigar.

¡Pues no Señores!. No creo que sean culpables en absoluto del accidente de Spanair. Lo único positivo hasta ahora es que a los dos pilotos, de momento, no se les ha criminalizado como suele ocurrir en la mayoría de ocasiones. Sin embargo les ha tocado el turno a unos trabajadores que estoy convencidísimo de que cumplieron escrupulosamente con su cometido, tal como mandaban sus procedimientos.

Siempre he sido muy PRO-mecánicos y muy PRO-controladores. En eso también me he diferenciado mucho de algunos compañeros de profesión (coincidentes laborales) que siempre han tenido la sensación de que los mecánicos «les engañaban» y que los controladores disfrutaban «jorobando» a los pilotos. Afortunadamente estos «lleva-aviones» no son mayoría pero alguno de ellos existe.

En fin que los mecánicos cumplen con sus requerimientos de manera eficaz y supervisada haciendo lo que su manual exige y que está aprobado por la correspondiente autoridad civil. El M.E.L., del que ya hablé, especifica escrupulosamente los sistemas que han de estar operativos para que un vuelo pueda ser «despachado» sin disminuir un ápice las condiciones de seguridad. En estos casos se establecen una serie de condicionantes entre los que una simple minucia, como señalizar con una pegatina el estado de INOPERATIVIDAD, es tan obligatorio como la propia acción de anular dicho sistema. El comandante del vuelo ha de estar informado de la circunstancia y de acuerdo a su propio manual de operación ha de revisar su procedimiento por si es preciso aplicar alguna variación sobre la forma habitual de operación.A partir de ahí todo es legal y seguramente sólo la fatalidad ha sido la responsable última del desgraciado accidente.

Lo bueno que tiene un sistema social basado en la dilución de la culpa colectiva es que siempre tiene que haber quien pague el pato. Puede que todos queramos encontrar a los culpables, aunque sólo sean unos honestos trabajadores, antes que pensar que la propia sociedad es la culpable de este accidente y de otros más habituales. Al conducir un coche cada uno piensa que los que conducen mal son el resto. Uno siempre se perdona sus propios errores, mientras que una simple maniobra de cambio de carril de otro vehículo despierta nuestra ira y nos hace recordar a los ancestros de un pobre conductor que iba pensando en que llegaba tarde a buscar a la niña para ir al médico. Cuando un médico nos dice que la gripe se cura con reposo y aspirina le acusamos de negligencia profesional si al final no era una gripe sino un proceso infeccioso con la misma sintomatologia, pero no nos paramos a pensar que ese día el 99 % de los enfermos que ha visto tenían los mismos síntomas y eran exactamente una gripe vírica contra la que no hay ningún tratamiento eficaz. Si el mecánico del taller al que llevamos el coche olvida revisar la presión de los neumáticos porque le hemos metido prisa (no podemos vivir sin el coche) le acusamos de «dejado» o de «inutil». Y así en todos los actos de la vida, siempre buscamos culpables de todo lo que nos ocurre a nosotros y que normalmente hemos colaborado en crear el problema.

Espero y deseo que se demuestre la inocencia penal de estas tres personas ahora encausadas por un juez, al que la sociedad le ha «obligado» a tranquilizar a las masas. Mientras se diluye la ira del populacho les toca sufrir ahora a tres familias más ante algo que ya es inevitable y desgraciadamente a las familias de las víctimas no les llegará a consolar ni a reparar la tragedia. Mientras esto ocurre nosostros podemos dormir tranquilos con nuestras conciencias, porque estamos haciendo todo lo posible por encontrar a los culpables de los males que nos aquejan.

Pero yo sigo preguntandome qué es lo que realmente ocurrió y cómo podíamos haberlo evitado. Pero eso es más incómodo, porque lo que queremos es volar barato, deprisa, siempre, en hora, con mil kilos de equipaje, en aviones nuevos, etc. Y además creemos que el sistema funciona bien. Es nuestro sistema, es nuestra aviación civil la que vela por nuestra seguridad, es el Ministerio de Fomento el que sabe lo que exige, es el empresario el que quiere vender eficiencia y seguridad. Pero los trabajadores de las empresas de aviación son los que van en contra de todo ello. Son ellos los que quieren arruinar a sus empresas, son los trabajadores quienes establecen los mínimos de seguridad y las inspecciones de aviación civil, son los trabajadores los que engañan a la opinión pública escribiendo en los periódicos y hablando en la televisión de las bondades de volar en tal o cual compañía, son los que negocian con los gobiernos autónomos las campañas de publicidad con las que financiar a las aerolíneas afines a determinados intereses políticos, son los trabajadores los que gestionan y controlan los permisos de operación de un aeropuerto sin ayudas adecuadas a la navegación, los que obligan a los controladores aéreos a saturar el espacio aéreo por falta de mejores medios de gestión, y desde luego que son los trabajadores los que al final deben poner la cabeza en la guillotina para que todos podamos acostarnos con la satisfacción del «deber cumplido».

Desde aquí quiero felicitar a toda la sociedad que quiere crucificar una vez más a tres personas. La historia no cambia nada, sólo cambia las formas.

Acerca de Carlos

Expiloto de líneas Aéreas, aficionado a las artes: Pintura, Literatura, Música, Fotografía, con ganas de divulgar aquello que he vivido a lo largo de mi experiencia profesional y humana..

4 respuestas a “Cabezas de Turco”

  1. Suco están clavadas tres cruces…Estoy tan cansado de luchar contra los sistemas generales que a mi edad estoy pensando en mandar a todos a donde se merecen. Unos por desidia, otros por egoísmo y la mayoría por desconocimiento. Pero intento mantener un espíritu luchador y de reivindicción intacto. Pero no he conseguido nunca nada más que amargarme la existencia. Lo digo en serio. Así que es posible que los linchen sin haber podido hacer nada por ellos. Algún día me meteré de lleno en la miseria humana que nos «atenaza», incluso a los que nos consideramos ¿valientes?…

  2. Tu lo has dicho, parece que en los miles de años que llevamos de evolución en sociedad no hemos aprendido nada, y disfrutamos echándole la culpa a otros. Por lo menos hay culturas como la japonesa que tienden a centrarse en problemas y soluciones en lugar de culpables y causantes. Quizás nosotros lleguemos a pensar así algún día, pero creo que ahora estamos muy lejos de ello. Espero que esas tres personas, que tu mencionas, no sean condenadas por algo de lo que no son culpables y se les deje vivir en paz como todos los demás deseamos vivir cada día.

  3. Siempre en más fácil crucificar a los débiles, casi siempre inocentes. Y cuando eso pasa es que algún jefazo gordo es el culplable, como creo que ocurre en este caso. Han buscado cabezas de turco para acallar al pueblo, pero no som os tontos. Yo tampoco creo que sean culpables. Es más, creo que son los menos culpables de toda esa cadena. Un saludo

  4. Ay txiki… me suena a eso que yo comentaba hace unos días de que cada acción tiene su reacción. Y hay que tener h…. para asumir las consecuencias. Pero, como bien dices, a veces es más fácil buscar una cabeza de turco de manera urgente para contentar a las masas.

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