Cambio climático

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No pongo en duda la capacidad de análisis de los «expertos» en cuanto a la evolución del clima a nivel del planeta. Lo que me produce un cierto desconcierto es la visión catastrofista con la que se está planteando todo este tema tan importante para todos nosotros.

En general todos hemos oido hablar de las glaciaciones y de las interglaciaciones, y así como «¿entendemos?» la teoría de Gravitación Universal y la Relatividad de Einstein, o hemos «¿aprendido?» las civilizaciones antiguas como la Mesopotámica o la Egipcia sin más que haber leído y creido lo publicado por los eruditos, ahora estamos siendo «aleccionados» sobre la «culpabilidad» de todos en el calentamiento global. 

Sin duda que será verdad lo que dicen. Pero nuestra credulidad nos lleva a aceptar como buenos unos planteamientos «científicos» para los que no estamos preparados para entender. El romanticismo que mueve a la conciencia social hace que nos culpabilicemos de algo sobre lo que los individuos de buena fe no tenemos ningún control real. La falta de «criterio» propio la sustituimos por un exceso de información, haciendo buenas las tesis más difundidas, a las que llegamos a considerar la única verdad.

No somos culpables de que esto funcione así pero seguimos teniendo la posibilidad de discernir e incluso discrepar. Tenemos que vencer la comodidad en la que procuramos instalarnos y seguir «investigando» otras vías de pensamiento.

El propio Protocolo de Kyoto surgió en un club de fumadores que apenas podían verse las caras debido al humo que les envolvía, por lo que decidieron autolimitarse y establecieron un máximo de fumadores juntos consumiendo sus cigarrillos. No limitaron el consumo total, sino los que lo hacían de forma simultánea, con lo que ninguno de ellos dejaría de fumar ni un solo cigarrillo. Lo único que hicieron fué «adquirir» derechos de equiconsumo con los que luego podían «negociar» en función de su «necesidad» de nicotina. El que más fumaba podía comprar su turno al que menos y así equilibrar el nivel de humo de la sala.

Esta anécdota real es la filosofía del Protocolo. Los paises han pactado la emisión global de CO2 «trapicheando» con los derechos de emisión de unos y otros. Así que, por mucho que nos lo intenten vender, no han avanzado nada en la emisión del Dióxido de Carbono.

En cuanto a las energías alternativas la investigación y desarrollo de energías limpias ha creado una «pseudociencia energética» en la que están incluidas algunas cuyo balance energético es más desfavorable incluso que la combustión de combustibles sólidos. 

Evidentemente se ha abierto un amplio abanico de posibilidades: Energía Eólica, Bio- Combustibles, Células Fotovoltaicas, Centrales de Cogeneración, así como la producción elétrica a base de fuerza hidroeléctrica, centrales maremotrices, e incluso la denostada Energía Nuclear y otras más o menos incipientes.

El desarrollo de todas ellas y la importancia creciente en su uso y perfeccionamiento hacen que el futuro no sea tan dramático como nos lo pintan. A medida que la tecnología vaya permitiendo más y mejor producción de energía mediante éstos u otros tipos de obtención, así como la «mentalización» del consumidor asuma su mayor coste, habremos dado un paso adelante en la solución del problema. Acabaremos así con la tiranía de quienes poseen las reservas de crudo y controlan con sus decisiones la economía mundial. (Pasará a depender de quienes tengan y vendan la tecnología energética adecuada).

Ahora están en fase de «concienciación» de las masas. Van subiendo la factura eléctrica y la del gas, asustan con el deshielo de los glaciares, nos da conferencias Al Gore (que por cierto no firmó el protocolo siendo vicepresidente) y no hay día en que algún político no se refiera a lo que haría su partido en materia de energía en caso de ganar unas elecciones.

El futuro es de todos, sobre todo de nuestros herederos, pero no me siento culpable del cambio climático. Procuro educar a mis hijos en el respeto al medio ambiente y al uso racional del agua, de la energía y de su propio dinero. Intento buscar información de las posibilidades reales de generación y ahorro de energía. Pero no tengo remordimientos cuando enciendo la luz o echo dos troncos de leña en el hogar. Tampoco me duelen prendas de coger el coche para ir a hacer la compra o llevar a los niños al colegio evitandoles tener que ir en autobús. Guardo todos los desperdicios en cubos diferentes para reciclar los materiales reutilizables, pero no voy a confesarme a la sede de ningún partido por haber tirado el Heraldo de Aragón al cubo de materia orgánica  o haber lavado la sartén con unos dl. de aceite quemado que van a parar al desagüe.

¡Por favor no nos culpen de todos los males ecológicos que afectan a la Madre Tierra!. Somos unos pobres mortales que luchamos por sobrevivir lo más cómodamente que podemos. Realmente estamos concienciados de las implicaciones de nuestros actos pero no nos pidan más de lo que buenamente podemos hacer. Y si políticamente se puede hacer más por mejorar, adelante, para eso les «cedemos» el derecho a utilizar nuestros impuestos para mejorar la sociedad.

Me huele todo a que hay mucho dinero que «repartir» con las nuevas energías y que más de uno está dispuesto no perder la posibilidad de participar en el negocio. Yo por si acaso voy a buscar algún fondo que participe en estas nuevas compañías energéticas (Gamesa, Cogeneración, Bio-combustibles, etc.). Seguro que gano una pasta y ,si la pierdo, habré aportado un granito de arena en la batalla contra el cambio climático. 

Acerca de Carlos

Expiloto de líneas Aéreas, aficionado a las artes: Pintura, Literatura, Música, Fotografía, con ganas de divulgar aquello que he vivido a lo largo de mi experiencia profesional y humana..

3 respuestas a “Cambio climático”

  1. Pingback: Zaragózame! | Cambio climático

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