Influencia de la aldea global en aviación.

screenshot081.jpg

El término aldea global nada tiene que ver con el caracter aldeano de los humanos, sino que, desde su origen, dicho concepto se ha ido extendiendo sobre todo al aspecto económico de nuestra civilización occidental.  A nadie se nos escapa que estamos ya influenciados por lo que pase en cualquier recóndito lugar del mundo, que «a priori» nada tiene que ver con nosotros, pero que marca nuestras vidas de modo casi inmediato. Son las ventajas de la intercomunicación humana.Cualquier suceso, evento o anécdota, nos llega casi a la vez de que se esté produciendo. Por ello, si la información es poder, ahora debería de haber muchos poderosos. Pero voy a centrarme en un hecho histórico que nos afectó mucho más de lo que a primera vista nos pudo parecer. Me refiero a la Caída del Muro de Berlín.

El derribo de dicho muro condicionó la economía europea y mundial incluso antes de producirse. El porqué es bastante evidente, puesto que desaparecía con él una de las dos grandes potencias mundiales (URSS), para convertirse en una pléyade de nuevos países cuya economía no era ni mucho menos comparable a la de su conjunto.

En cuanto a Alemania, la Reunificación fué un esfuerzo gigantesco para adaptar un país, empobrecido a lo largo de los años de hegemonía soviética, a la Alemania occidental, que tuvo que afrontar el lastre de la reconstrucción total de la RDA. Ello lo realizaron con un esfuerzo económico que ralentizó inicialmente el desarrollo que llevaba la RFA.

Debido a esa circunstancia política se abrieron nuevos mercados turísticos y se perdieron otros. Desde noviembre de 1989 tuvimos ocasión de volar desde el Berlín oriental, operando desde el aeropuerto de Berlin Tempelhof. Los vuelos eran fletados por LTU y operados por su filial española LTE. Así que ahí estábamos los españolitos abriendo nuevas rutas para los turistas alemanes hacia las islas griegas del Egeo (Rodas, Kos, Creta…).

Independientemente de los vuelos, lo realmente magnífico fué observar la evolución de todo un país en apenas dos años. Para volar desde allí nos desplazábamos a Dresden o Leipzig en avión y de allí por carretera hasta Berlín. Ello nos permitió conocer más de cerca las carencias de infraestructuras que tenían. Las carreteras eran malas y escasas, los edificios mostraban desconchones en todas las fachadas, los coches Trabant eran los más abundantes, la policía del país todavía usaba los viejos uniformes «soviéticos» con gorras descomunales. Y ya en Berlín entre ambas zonas era como pasar el tunel del tiempo a través del Punto Charlie, (famoso en todas las películas de espías).

La puerta de Brandemburgo seguía siendo siendo para los berlineses el símbolo de la separación que habían soportado durante tantos años.

Sin embargo en apenas esos dos años que estuvimos pululando por allí vimos un cambio radical de aspecto. Se arreglaron y construyeron nuevas autopistas, desaparecieron paulatinamente los Trabant y fueron sustituidos por los «clásicos» Audis, Mercedes, Opel, La policía había vendido sus viejos uniformes en mercadillos  donde encontrabas desde una insignia a una condecoración, un correaje o unas botas gastadísimas, y por supuesto sus gorras de general «dictador» bananero.

El país se enriqueció automáticamente, ya que se aplicó un cambio de moneda donde la paridad fué de marco por marco. O sea que los poquitos que tenían marcos orientales se encontraron con que habían multiplicado su valor en un porcentaje «estratosférico». Vendría a ser como si en su momento por cada peseta nuestra nos hubieran dado un dolar, o una libra esterlina. ¿Qué os parece?. Pues así fué. Claro que los ciudadanos de occidente no estaban tan satisfechos, porque ese pago lo hicieron ellos a través de impuestos especiales y otros sacrificios «voluntarios» en aras de la hermandad. Pero lo consiguieron superar y hoy Alemania es todavía más grande que antes de la reunificación.

El otro lado de la moneda fué la desaparición de practicamente todos los vuelos charter que hacian compañias españolas a Finlandia. Hubo unos inviernos magníficos donde el flujo de turistas finlandeses, a Canarias y Baleares fundamentalmente, era de tal magnitud, que se operaba del orden de 28 ó 30 vuelos semanales a Helsinki, todos de empresas españolas. Ello suponía unos 4 vuelos diarios a traer y llevar turistas a librarse del invierno nórdico durante un par de semanas. Pero también de repente desaparecieron como por ensalmo. Finlandia se vió sometida a una recesión económica brutal tra la caída del muro, debido a que su mayor comprador de madera y materias primas había sido la URSS, que al desaparecer , había dejado al mercado finlandés casi en bancarrota. Todo el país se resintió y muchos pequeños comercios desaparecieron, hubo regulaciones de empleo masivas (incluida Finnair) y tardaron unos años en recuperarse. Como consecuencia de ello varias compañías charter españolas se quedaron sin cliente y tuvieron que vender «vuelos» por debajo de precio de coste, llegando finalmente a la quiebra y a desaparecer de la aviación.

Así que desde aquellos momentos de euforia europea por la gran noticia, hubo auténticos milagros económicos y desastres monumentales. Pero a la larga parece que todo ha sido en beneficio de la Europa Unida. Yo al menos estoy totalmente convencido.

Siento la extensión del artículo pero creo que merecía la pena. Si no es así, me lo decís y procuraré ser más breve. Gracias.    

Acerca de Carlos

Expiloto de líneas Aéreas, aficionado a las artes: Pintura, Literatura, Música, Fotografía, con ganas de divulgar aquello que he vivido a lo largo de mi experiencia profesional y humana..

3 respuestas a “Influencia de la aldea global en aviación.”

  1. Pingback: Berlín 20 años después… | Alas de Plomo

Responder a Carlos Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.