Viaje a Djerba (Túnez)

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A raíz del post sobre los retenidos en Chad, me viene a la mente una anécdota personal que pudo tener consecuencias parecidas a las de la tripulación de Girjet.

A tres días vista de la realización de un vuelo a Djerba, me comunicaron que se había contratado dicho vuelo para llevar a un grupo de españoles de «excursión» a ésta zona turística de Túnez. El grupo estaba formado por los técnicos encargados de las máquinas que posibilitan la circulación extracorpórea de la sangre, durante las intervenciones en quirófano, para realizar operaciones complicadas como un transplante de órganos.

El vuelo estaba fletado por la compañía distribuidora de dichos equipos, como reconocimiento a su labor callada, y premio por su buenhacer. Hasta ahí todo bien.

Dadas las peculiaridades del vuelo, había que hilar fino en los cálculos, ya que prácticamente la distancia era al límite de la autonomía del avión, por lo que ajustando bien los pesos, se podía realizar sin necesidad de realizar una escala técnica, con el aumento de coste y de duración del vuelo.

Como quiera que Air Nostrum estaba en sus comienzos, el personal de operaciones todavía no estaba muy bregado en temas de chárter, amén de que la operación habitual era de tipo «regular», por lo que les ayudé a preparar la documentación necesaria para que el vuelo pudiese efectuarse. Se solicitaron permisos de sobrevuelo, autorización de aterrizaje y despegue, etc. Y se me proveyó de dinero en metálico para poder hacer frente al pago de las tasas y del combustible necesario para la vuelta.

Llegando al destino, el controlador nos «engañó» en cuanto a la dirección e intensidad del viento, lo cual hizo que aterrizáramos con un «viento en cola» superior a la limitación que suele ser de 10 nudos. Sin embargo a pesar de ello hicimos una buena toma. Ya en tierra,  pregunté al personal por el viento y me informaron de que era un viento «particular» de la zona y que solía levantarse de repente procedente del desierto al sur del aeropuerto, y aunque no recuerdo su nombre venía efectivamente cargado de polvo y en rachas medianamente fuertes que desaparecieron tan repentinamente como habían aparecido. Así que nos engañaron desde la torre, simplemente nos tocó darle la bienvenida.

El regreso lo efectuábamos en vacío, sólo la tripulación, con destino a V alencia. Así que repostamos combustible al máximo porque se preveían tormentas por toda la zona del Mediterráneo y volvimos por la ruta inversa. Cuál no sería nuestra sorpresa cuando el controlador tunecino nos informó de que Argelia no autorizaba el vuelo sobre su espacio aéro porque faltaba el correspondiente permiso. Mi asombro era mayúsculo, puesto que yo mismo había comprobado que llevábamos dichas autorizaciones entre la documentación del vuelo. Un repaso más a fondo de los papeles me sacó del error. En efecto teníamos permiso para el viaje de ida, pero no para el de vuelta, ya que había cambiado el indicativo del vuelo. Suerte que en el cole había estudiado francés y pude repasar una y mil veces que en efecto especificaba el permiso para un solo indicativo, así que llamándonos de otra manera no resultaba válido. Intenté vía radio con el control de Túnez que se concediera dicho permiso de forma «provisional» en espera de la solicitud formal por parte de la compañía. Pero no hubo manera.

De este modo se nos «requirió» para no invadir el espacio aéreo Argelino y tuvimos que proceder hacia el norte con dirección hacia Italia. En cuanto abandonamos la zona dejamos de recibir radio-ayudas a la navegación, por lo que tuvimos que volar «a estima», como los pioneros de la aviación, manteniendo rumbo y cronometrando cuando conseguíamos recibir una debil señal de alguna de ellas. El vuelo, artesano, resultó muy laborioso y gratificante a la vez, ya que tuvimos que volver a volar sin saber la posición exacta en el trayecto.

En estas estábamos cuando noté la presencia de un avión de escolta» militar manteniendo nuestra altitud y siguiendo nuestra misma trayectoria paralelamente por nuestra izquierda. Se mantuvo en todo momento separado unas dos millas, justo dentro de su zona de control, y «vigilando» que no rebasáramos el límite de su «frontera». Ahí puedo decir que nos asustamos realmente. Teníamos a nuestro favor que el viento dominante de la zona era de componente Oeste, así que ello nos permitía «derivar» hacia el Este alejándonos de su país. Pero como no podíamos establecer nuestra posición con exactitud, no podíamos garantizar que en un momento dado no hubiésemos «invadido» su espacio, o que no pudiéramos hacerlo en lo sucesivo. Así que pasamos unos veinte minutos «escoltados» por un caza argelino, que en cualquier momento podía «obligarnos» a proceder retenidos a un aeropuerto del país.

Afortunadamente al cabo de ese tiempo se «replegó»  sigilosamente hacia su base y continuamos vuelo hacia Cerdeña. A partir de ahí se hizo cargo del vuelo el control de Marsella, comenzamos a recibir ayudas aeronaúticas y además nos fueron dando «vectores Radar» para acortar nuestro viaje.

Lo de las tormentas que esquivamos no tiene importancia comparando con el lío diplomático que se hubiera organizado de haber tenido que aterrizar en Argelia. Nosotros nos veíamos retenidos como «espías» en cualquier cárcel, acusados de vaya usted a saber qué y con unas consecuencias legales dificilmente imaginables.

Parte de la culpa hay que atribuirla a la compañía, otra parte a mí mismo, que aunque comprobé la documentación «no dí en el detalle» del indicativo del vuelo y la otra de las autoridades argelinas que no avisaron de que no se podría regresar por la ruta de ida. La cadena de errores siempre conduce a situaciones poco o nada recomendables.

En cuanto a la dificultad de la navegación he de culpar a la compañía que no me proporcionó el avión adecuado para realizar aquel trabajo. Había insistido desde el primer momento en que se me proporcionase un avión con el (llamemos ordenador) de navegación que incorporaban casi todos los aviones de la flota pero que, en éste en concreto, todavía no se había instalado. Sin embargo no me hicieron caso y me largaron éste que sólo llevaba ayudas convencionales, las cuales desaparecieron en cuanto nos adentramos en el Mediterráneo sur. Pero eso es parte de otra historia ya que se supone que los trabajadores de cualquier empresa deben estar para cumplir con su cometido independientemente de otras consideraciones de gestión.

Al cabo de los años pienso que no hubiera estado de más haber «fallado» con la navegación y haber sido desviados y apresados en Argelia, como el propio Cervantes cautivo en Argel, y haber escarmentado a la compañía por no hacer caso de las «exigencias» de un comandante «exigente». Pero los mayores perjudicados, seguramente los únicos, habríamos sido los cuatro «pringaos» que íbamos a bordo. En mi caso se me habrían aplicado otro tipo de medidas como responsable del «error» naútico. Así que doy gracias a Dios por haber podido solventar una papeleta un tanto dificil, sin mayores repercusiones.

Acerca de Carlos

Expiloto de líneas Aéreas, aficionado a las artes: Pintura, Literatura, Música, Fotografía, con ganas de divulgar aquello que he vivido a lo largo de mi experiencia profesional y humana..

4 respuestas a “Viaje a Djerba (Túnez)”

  1. Jubi, en efecto cada vuelo es distinto en cuanto al número. Eso depende de la compañía que establece sus propios códigos numéricos. De todos modos siempre ha de cambiar el mismo, a efectos de «cancelar» el plan de vuelo una vez finalizado el mismo. Así que p.ej. en Air Nostrun se adoptó una numeración de cuatro dígitos comenzando por 8 siempre que se vuele como Iberia, mientras que los «vendidos» por ella misma suelen llevar siempre tres guarismos. Así un vuelo de Iberia operado por ANS de Madrid a Zaragoza quedaría como YW 8123 y el retorno como YW 8124 o similar.

  2. Me has dejado impresionado, hasta tal punto que en el próximo «vuelo» que haga al Pirineo, pediré todos los permisos a la G.C. para no tener que hacer escala técnica en Sabiñanigo ni en Biescas, no vaya a ser que no se lleven bien con los de Broto y me acusen de furtivismo.
    Espera que yo me aclare, al aterrizar el vuelo «123» procedente de España, dejaba de ser «123» y se tranformaba en el «234» procedente de Argelia y destino España?
    Y en el caso de una escala técnica también ocurre lo mismo? Creo que no, pero ya me ha quedado la duda.

  3. Pues vaya peripecia. Por cierto, no sabía que eres piloto. Seguro que puedes escribir un libro de anécdotas. En cuanto a lo de la tripulación retenida, yo pienso que son inocentes. Se han metido en el fregado sin comerlo ni beberlo, en el cumplimiento de su obligación. Las autoridades del Chad deberían pensar con la cabeza, en lugar de medirlos a todos (inocentes y presuntos culpables) con el mismo rasero.

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